El fascinante mundo de los inodoros electrónicos japoneses: sensores, microchips y lo que está por llegar

Tecnología | feb 27 2021 | 11:09
El fascinante mundo de los inodoros electrónicos japoneses: sensores, microchips y lo que está por llegar

Desde hace décadas Japón ha sido uno de los países referencia en tecnología, tanto por el número de empresas importantes a nivel mundial que han nacido en este país como por la innovación y las ideas que se llevan a cabo. Y un campo en el que se han sabido diferenciar de manera histórica ha sido en el desarrollo de inodoros electrónicos, con tazas repletas de funciones que van mucho más allá de integrar una cisterna.

Algo que se ha convertido en cierto modo en emblemático y que llama la atención sobre todo a quienes no hemos nacido allí, dado que es una tendencia que no se comparte en el mismo grado en otros países, teniéndonos que conformar con sistemas mecánicos que se limitan a vaciar la fosa séptica. En Japón la electrónica se sobreentiende en los inodoros y existe en cierto modo un culto en torno a ellos.

 

La electrónica que te cambia la vida

A primera vista no tienen por qué llamar la atención sobre un inodoro normal, dado que el diseño, la forma e incluso los acabados se mantienen independientemente de que integre circuitos o botonera. Pero las apariencias engañan y estas tazas, a diferencia de las corrientes, tienen gran variedad de funciones según modelo y precio (llegando a costar hasta 3.000 dólares):

 

  • Calefacción
  • Chorros de agua templada: con temperatura y presión ajustables en ocasiones.
  • Secado con aire templado
  • Sistema de eliminación de olores: con un ventilador y un conversor catalítico.
  • Nebulizador automático: se activa con el acercamiento del usuario.
  • Control remoto para spray y otras funciones
  • Limpieza automática
  • Solución antibacteriana
  • Función de enema
  • Luz LED nocturna
  • Lavado masculino/femenino
  • Opciones para niños
  • Ahorro de energía

Así, la característica básica (y puede que más popular) es la boquilla que emerge para emitir el chorro limpiador (hay una para el usuario y otra para limpiar la taza). Ésta jamás toca al usuario y tiene su propio sistema de auto-limpieza tras cada uso, y el usuario elige con el control de botones qué zona quiere lavarse.

El calor también es algo bastante popular y deseado en cuanto a estos inodoros (después veremos hasta qué punto hay nostalgia de esto). Así, la temperatura puede regularse tanto de la taza como del agua que sale en los modelos que tienen esta función, también la presión. Aquí siempre habrá una configuración de fábrica que no es al azar ni mucho menos, dado que tanto la presión como temperatura de fábrica se adecuan a lo que los investigadores japoneses consideraron óptimo y beneficioso (en cuanto a estreñimiento y hemorroides).

Otras características llamativas son la integración de sensores de proximidad que, ante la llegada del usuario, activan el inodoro poniendo en marcha la calefacción. Y no sólo cuidan los aspectos higiénicos y aromáticos, en ocasiones estos WCs emiten música relajante (algunos modelos de la marca Inax reproducen Frühlingslied Op. 62 de Mendelssohn) .

Pero el ingenio de los fabricantes no se va por la fosa séptica. Lejos de limitarse a mejorar las funciones que hemos visto, incorporan otras que no dejan de ser llamativas como la integración de electrodos que emiten pequeñas descargas eléctricas para medir el porcentaje de grasa corporal.

Esto, de hecho, lo inició Matsushita y provocó que Inax contraatacase con un inodoro que brillaba en la oscuridad al detectar al usuario por infrarrojos. Más tarde, fue Toto (de la que hablaremos ahora) la que presentaba WellyouII, un inodoro que mide el azúcar en la orina recogiendo una muestra con un brazo mecánico retráctil. Fabricante que además ha diseñado modelos para hospitales, orientados a estos sistemas de análisis y detección.

Otro efecto de la especificación en estos extras, que hacen que estas tazas tomen carácter más de spa que de WC, es que los inodoros electrónicos de gama más alta sean un objeto de lujo, algo aspiracional. Que el usuario no quiera volver al inodoro mecánico estándar una vez ha usado uno de éstos, como explicaba Farhad Manjoo en el New York Times tras haberlos probado.

Según informó: xataka.com


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