
Una operación de evacuación de grandes proporciones comenzó este lunes en el lugar con más casos de coronavirus fuera de China.
Dos aviones fueron enviados desde Estados Unidos para trasladar a los nacionales de ese país que se encontraban en el crucero Diamond Princess, que se halla en cuarentena en aguas de Japón desde el 3 de febrero por los contagios reportados a bordo.
Otras naciones -entre ellas Australia, Italia, Israel y Canadá- también anunciaron vuelos para repatriar a sus ciudadanos que se encuentran en la embarcación.
Ambas aeronaves estadounidenses aterrizaron en sendas bases aéreas en California y sus pasajeros estarán aislados en instalaciones militares durante 14 días.
Más de 300 estadounidenses viajaban en el Diamond Princess -con 3.700 personas entre pasajeros y tripulación-, y, según los reportes, 14 de ellos están infectados.
El traslado es la primera gran evacuación que se realiza desde que el Diamond Princess se quedó retenido en el puerto de Yokohama con unos 3.700 pasajeros y tripulantes a bordo hace dos semanas.
El barco fue puesto en cuarentena luego de que se descubriera que un hombre que desembarcó en Hong Kong tenía el virus.
Desde entonces, los casos a bordo del crucero no han dejado de crecer, incrementándose en 99 en un solo día.
Varios pasajeros a bordo han contado en redes sociales las difíciles condiciones en el barco y la incertidumbre en la que muchos de ellos viven.
Aunque la cuarentena terminaría oficialmente el 19 de febrero no se sabe qué pueda pasar con el Diamond Princess, dado el creciente número de contagios que se siguen reportando.
El doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE.UU. le dijo a la televisora CBS que el crucero era probablemente el "lugar más peligroso" para contagiarse fuera de China ya que, dijo, las posibilidades de enfermarse allí eran similares a las de la propia provincia donde tuvo su origen la infección.
Mientras tanto, el gobierno de Japón anunció que regalará 2.000 iPhones a los pasajeros del barco, uno por cada cabina.
Los teléfonos inteligentes se distribuirán para que las personas puedan usar una aplicación, creada por el Ministerio de Salud de Japón, que vincula a los usuarios con médicos, farmacéuticos y consejeros de salud mental.